Este martes 11 de diciembre Ángel ha recordado en Radio Arnedo que en esos 13 años casi no se “despegó” del hospital; sus padres nunca le ocultaron los problemas que tenía y él no pudo hacer las cosas que hacían los niños de su edad.
A los 8 años se sometió a una intervención que le permitió dos años de relativa tranquilidad pero después recayó y se vio que la única solución para él era el trasplante, algo que finalmente llegó aquel 6 de diciembre del 93, gracias al gesto generoso de una familia que, en uno de los momentos más difíciles que se pueden vivir, decidió donar los órganos de un ser querido que acababa de fallecer.
Pascual ha recalcado que “lo primero es el agradecimiento a aquella familia que en aquel momento tan difícil tuvo la valentía de donar los órganos de su ser querido a otra personas que lo necesitaban, como yo”.
Con su vivencia personal, quiere dejar testimonio de la importancia de la donación porque, desde el trasplante, “todo fue completamente diferente, la recuperación fue extraordinaria y a partir de entonces me convertí en un niño totalmente normal”.
Ahora, casado y con dos hijos pequeños, Ángel valora también más y entiende muy bien la preocupación que sintieron sus padres por él, porque fueron “años muy duros” pero en los que, afortunadamente, contó también con muchos apoyos en Arnedo.
De hecho ha recordado especialmente a los integrantes de Cruz Roja, que montaron todo un dispositivo para trasladarlo en ambulancia a Madrid, o el día en que regresó a casa, tras el trasplante, y le estaban esperando todos sus compañeros del colegio, los scouts y numerosos vecinos para recibirle. Fue algo “muy bonito y emotivo”, ha dicho.
Veinticinco años después, Ángel Pascual celebra su segundo cumpleaños cada 6 de diciembre y sus palabras son, sobre todo, de agradecimiento por esa segunda oportunidad que se le ofreció.
Y con ese sentimiento ha destacado que España es un país pionero en donaciones y trasplantes, en el que se ha evolucionado mucho y para bien en estos años, pero en donde todavía sigue siendo importante hacer una labor de concienciación social. Algo en lo que él está volcado junto con otros trasplantados riojanos, como Juan Vicente Álamo, la segunda persona en el mundo que se ha sometido a tres trasplantes de corazón.