Algo que les produce, entre otras cosas, impotencia y rabia, como ha explicado Javier Martínez, propietario de un restaurante y que ha sido el encargado de romper los platos con los que se ha simbolizado la protesta en la arnedana plaza Nuestra Señora de Vico, en donde han gritado “también somos esenciales”, “no somos el problema”, “nuestros establecimientos son seguros” y, sobre todo, “queremos trabajar”.
Martínez ha señalado que “en otras crisis podías hacer algo, cambiar, pero aquí no. No puedes hacer nada, porque depende de los que gobiernan y sin ningún sentido, estamos aburridos y no podemos más. Cómo nos vamos a reinventar si no se puede hacer nada. La gente no sale a la calle y tampoco compra comida para comerla en casa. Al final no se vende nada y estamos hartos”
En cuanto a lo que sucederá a partir del 23 de febrero cuando, en principio, se levantarán las actuales restricciones en La Rioja, cree que “abrirán a la mitad, nos darán algo y encima tendremos que estar agradecidos, pero es que no sabemos si luego van a volver a cerrar. Nadie sabe nada porque no hay un criterio. Si lo hubiera y supiéramos que cuando se llega a un nivel de contagios cerramos, pues te preparas, pero no. Unas veces hemos estado en Arnedo con menos contagios y nos han cerrado como ahora y cuando ha habido más, también. Entonces qué criterio hay aquí, el que les da la gana a ellos, sin mirar a la gente que estamos trabajando. Yo solo sé trabajar y no me dejan”.
Por eso, este hostelero arnedano ha explicado que su negocio está “en la últimas, sobreviviendo a cambio de hacer deuda y sin ninguna ayuda. Sin saber qué va a pasar cuando abran ni dentro de seis meses o si nos van a volver a cerrar, sin avisar y con las neveras llenas, con los empleados pagándoles el 70% de la seguridad social. No sabemos qué hacer, si cerrar el restaurante, ir al paro y abrir dentro de un año o qué. A los que nos gusta pelear y levantarnos cada mañana nos están dejando sin poder trabajar y nos están quitando poco a poco la ilusión (…) lo estamos pagando nosotros, porque ellos no, cada día tenemos menos”.
Martínez ha añadido que “llevo desde los 15 años en la hostelería y me duele. Es un sector que nunca ha pedido un duro para nada y ahora no tienen narices de rescatarnos ni ayudarnos, aunque a mí no me gusta que me den nada. Me gusta abrir y empezar a ganar dinero, pero nos tenemos que ir a pedir porque no nos dejan trabajar y encima nos cobran los impuestos (…) Con 50 años me he tenido que comprar un ciclomotor para repartir comida por las casas y ni aún así consigo quedarme a cero a final de mes. Ya está bien. Hagan lo que tengan que hacer pero ayúdennos”.
Otro hostelero arnedano, Chema Rello, también ha incidido en que es injusto que este sector esté pagando los platos rotos de la pandemia.
En su opinión, “la hostelería y todos los que no somos esenciales, que nosotros consideramos que sí lo somos, estamos pagando los platos rotos de la ineficacia, la ineficiencia y la irresponsabilidad, esa dejación que están teniendo los que gobiernan hacia nosotros, que hemos estado siempre dispuestos a colaborar en todo lo que nos han pedido, hemos cumplido con todos los protocolos sanitarios que se nos han impuesto e incluso hemos cerrado voluntariamente sin pedir nada a cambio”.
Además, ha dicho, “somos los primeros en sentir el gran problema que estamos teniendo con esta pandemia, estamos preocupadísimos por el creciente número de fallecidos y por ese abandono que se tiene frente a las familias, que ni siquiera pueden despedirse de ellos, mientras que se pueden hacer mítines en Cataluña y los positivos pueden ir a votar. Eso es una incongruencia absoluta. Entendemos que nos están ignorando y se están riendo en nuestra cara”.
Rello ha insistido en que las restricciones y cierres deben ir acompañadas de ayudas directas o indemnizaciones porque, además, desde el pasado 14 de marzo en ningún momento han podido estar abiertos al cien por cien “pero tenemos que pagar el 100% de nuestros gastos”.
Así las cosas, la crispación y la impotencia es cada día mayor entre los hosteleros, como ha señalado también Raúl Muñoz, quien ha indicado que “nos sentimos criminalizados y no hemos cometido ningún crimen. Está demostrado que la hostelería, el comercio y los demás sectores que estamos sufriendo estas medidas injustas somos sitios totalmente seguros. Que nos demuestren que no lo somos. Nos están criminalizando y no hay derecho”.