Según la asociación, este agujero es similar a otros ya conocidos localizados en la cloaca anteriormente que pudieron servir como elementos de apoyo para la construcción de la estructura de la cloaca, o simplemente para colocar lucernas que permitieran la iluminación de su interior, si era necesario entrar en la cloaca para limpiarla o realizar alguna reparación.
Entre los materiales recogidos en los rellenos de tierra que colmatan la cloaca han aparecido fragmentos de cerámica, además de fragmentos de vidrio, objetos de hueso trabajados como agujas o piezas de hueso recortados y preparados para ser tallados y fabricar nuevas piezas.
En estos rellenos también aparecen restos constructivos (tégulas, teselas, estucos, mármoles, sillarejos de arenisca, cantos rodados, restos de mortero) que formaban parte de las viviendas o de las termas romanas que había en esta zona de la ciudad. En el momento en que estos restos constructivos se convierten en escombro contribuyeron a lo largo de los siglos a cegar la cloaca.
Sobre las cloacas
Amigos de la Historia de Calahorra recalca que “el conocimiento y estudio de las cloacas nos permite tener una visión más exacta del entramado urbano de la ciudad romana de Calagurris”.
La planificación de una ciudad romana lleva implícita la necesidad de canalizar las aguas sucias hacia el exterior de la ciudad. Por esta razón, las ciudades se dotaron de una compleja red de sistemas de evacuación.
Las cloacas discurren generalmente bajo el eje de las calles. Esta ubicación facilita su construcción, las reparaciones y el vertido doméstico. Su función es el encauzamiento subterráneo de las aguas de lluvia, el agua sobrante de las fuentes públicas y de las aguas residuales fuera de la ciudad. La existencia de esta infraestructura va a suponer para los ciudadanos una mejora para la sanidad pública y para su calidad de vida.
La red de saneamiento tenía un carácter público; es proyectada, ejecutada y mantenida por la administración local. Pero, también existían cloacas privadas que tenían derecho a conectarse a la cloaca pública con la autorización de los curatores viarum publicarum, y estaban obligados a pagar un tributo por evacuar aguas a la cloaca pública (cloacarii nomine).
Contamos con testimonios escritos en los que se nos habla de las técnicas constructivas de las cloacas, de su importante utilidad al recoger las aguas sucias y transportarlas a los campos; de las adjudicaciones que se hacían para realizar nuevas construcciones, sobre sus reparaciones, mantenimiento o limpieza.
La legislación romana se refiere a diferentes aspectos relacionados con las cloacas: se cita la figura del cloacarius (mantenedor de cloacas) que recibía un salario diario de 25 denarios y la comida; se habla de un tributo por limpiar las cloacas (cloacarum purgandarum causa) o de la prohibición de cavar agujeros en las calles.
En Calagurris están documentados varios tramos de cloacas en la calle San Andrés y otro tramo visible en el yacimiento de La Clínica.