En el documento se ahonda sobre la naturaleza de estas construcciones, su origen, utilidades y otras características como la ubicación, los materiales, la morfología o el tamaño.
Además de estos aspectos, esta publicación defiende, de forma transversal, la necesidad de poner en valor los chozos y guardaviñas en nuestro territorio, así como de mantenerlos, cuidarlos y no dejarlos caer en el olvido, ya que además están enmarcados en el paisaje cultural del vino y el viñedo de La Rioja, que fue declarado Bien de Interés Cultural en 2015.
Tras los estudios con los que cuenta la Ruta del Vino Rioja Oriental y que registraron un total de 182 chozos y guardaviñas, ahora se ha pretendido trasladar la información técnica al público general de manera visual y cercana.
Esta actuación se suma a otras que ambas entidades han desarrollado con los mismos objetivos, como la reproducción de un chozo en la localidad de Arnedo, y que continúa manteniendo las líneas de trabajo atendiendo a nuestro pasado, presente y futuro vitivinícolas.