El inmueble, que en su última etapa albergó las sedes de la Asociación de Amas de Casa y de Amigos de Arnedo y su pequeño museo, hasta su cierre en 2007, presentaba un deterioro importante en sus cubiertas y en el lateral que da a la calle Santo Tomás.
Por ello, era urgente acometer esta intervención, que tras una primera licitación que quedó desierta porque contaba con un menor presupuesto, fue adjudicada en un segundo proceso a la empresa arnedana Construcciones F. Martínez.
El alcalde, Javier García, ha visitado este viernes 3 de febrero el edificio, junto al aparejador municipal y director de las obras, Javier Garraza.
García ha destacado que “la mayor complejidad ha sido encontrar mano de obra cualificada, porque ha hecho falta gente con experiencia para hacer, no sólo el apuntalamiento del interior del inmueble para actuar en el mismo, sino después reparar todas las cubiertas colocando placas de fibrocemento y sobre ellas las tejas”.
El alcalde ha incidido en que se ha hecho “una obra importante” para “eliminar el riesgo de derrumbe que acechaba a la casa”. Ahora, ha dicho, “habrá que decidir qué hacer con el edificio, para el que ahora mismo no tenemos nada pensado y no es una prioridad ahora para el equipo de gobierno destinar un dinero muy importante a rehabilitarlo para albergar algún servicio público”.
No obstante, ha apuntado que una de las posibilidades que se abre es venderlo a la iniciativa privada para que se pudiera convertir en un alojamiento rural o de apartamentos turísticos. García ha recalcado que está protegida fundamentalmente la fachada “por lo que cualquier intervención en el interior estaría permitida, con supervisión probablemente de nuestro técnico y del servicio riojano de patrimonio histórico-artístico”.
Con todo, y a falta de una valoración técnica de cara a una posible venta de la Casa de Bobadilla, el alcalde ha reconocido que la cuantía sería importante por la importancia del edificio y por sus dimensiones, de unos 300 metros cuadrados por cada una de sus cuatro plantas.