Tras visitar por la mañana los Museos Vaticanos y la imponente Capilla Sixtina, los integrantes de Coro Cuchuflete, vestidos con su nuevo traje de gala y encabezados por sus directores, Álvaro Castillo y Natalia Marín, acudieron puntuales a la cita que tenían a las cinco de la tarde en la mayor iglesia de la cristiandad.
Un templo en el que se vivieron momentos muy especiales, por ejemplo al oír cantar el «Himno a los Santos de Arnedo», en el ‘día grande’ de las fiestas patronales que se celebran en su honor en la ciudad, a muchos kilómetros de distancia, bajo la cúpula más alta del mundo, junto al monumental Baldaquino de San Pedro y sus columnas salomónicas de bronce… algo que “emocionó a propios y extraños que no fueron capaces de contener las lágrimas”
Tras el «Himno a los Santos» y a lo largo de la misa cantada, el Coro Cuchuflete interpretó otras obras religiosa como el «Panis Angelicus», «Aleluya Benicat Bovis» y el «Ave María» de Caccini, todas ellas acompañadas al órgano por el tafallés Alberto Magán, quien tuvo el privilegio de conocer en persona y compartir el momento con uno de sus referentes profesionales, el organista mayor del Vaticano.
La expedición de 136 arnedanos también estuvo acompañada por Juanma Sáez, arreglista oficial del Coro y por el que fuera párroco de Arnedo durante más de 19 años, D. Tomás Ramírez, que realizó labores de intérprete y guía turístico, experto conocedor de la historia y arte de la capital italiana por su formación y tras residir allí durante siete años.
Otra arnedana, Sor Julia (Josefina Castillo, o «Fina» para sus paisanos), que trabaja en la actualidad en el Vaticano en el estudio de las beatificaciones, también quiso recibirlos y acompañarlos durante el acto y la posterior recepción dispensada por el Cardenal Ángelo Comastri, Arcipreste de la Basílica de San Pedro y Vicario General de Su Santidad, con quien tuvieron la oportunidad de charlar un rato y que obsequió a todos los ‘cuchufletes’ con un recuerdo.
Después del Vaticano el grupo visitó el Panteón de Agripa y la Fontana de Trevi en donde estos jóvenes artistas se pusieron a cantar de manera espontánea, atrayendo la atención de los turistas que les hicieron corro para escucharlos, grabar vídeos, fotografiarse con ellos e, incluso, dejarles unas monedas, en otra experiencia que no olvidarán del viaje.
El sábado 28 tenían otra cita programada y que a los “cuchufletes” les hacía especial ilusión, dadas las fechas. Se trataba de repetir el repertorio, esta vez de manera más informal, en la Basílica de San Cosme y San Damián de Roma, durante los días de las fiestas que Arnedo celebra en su honor. Este fue el primer templo cristianizado dentro del Foro Romano, en el año 527, y logró la aceptación del pueblo romano debido al carisma y reconocimiento que se habrían ganado en su tiempo estos hermanos médicos y santos.
La visita turística guiada continuó por todo el recinto del Foro Romano para terminar en el Coliseo, la plaza Navona, los alrededores del Castillo de Sant’Angelo o la plaza de España.
Por lo demás, durante los viajes en el crucero Barcelona-Roma ‘cuchufletes’ y acompañantes se divirtieron celebrando estos días de sus fiestas patronales en alta mar. Si a la ida dispararon el chupinazo («cuchupinazo», por supuesto) haciéndolo coincidir a las doce horas con el de Arnedo, con pregón del «alcalde» y reparto de pañuelos de fiestas incluidos, a la vuelta sorprendieron con la celebración en un muy particular «Robo de los Santos».
Y es que “disfrazados Cosme y Damián, navarro y arnedano para conmemorar más aún hermanamiento, un improvisado discurso con el «A Navarra con ellos», un recuerdo a D. Luis María Cuevas y Deberio, fallecidos recientemente, bailes regionales a cargo de integrantes del grupo danzas de Arnedo, lograron que las horas de travesía se hicieran mucho más amenas y divertidas”.
Por su parte, los directores del Coro Cuchuflete Álvaro Castillo y Natalia Marín han querido destacar y agradecer “la increíble convivencia, colaboración y participación que ha tenido todo el grupo durante el viaje. Sin duda la experiencia más importante y trascendente que ha podido disfrutar el coro hasta la fecha.”
