El ayuntamiento calagurritano explica, en una nota de prensa, que este área natural singular conforma un reducido espacio “de elevado valor ambiental y paisajístico”, que alberga “una excepcional” diversidad faunística que queda de manifiesto en las más de 240 especies diferentes de vertebrados que se han detectado en la zona desde 2004. Una cantidad y variedad de aves, mamíferos, peces, anfibios y reptiles (la mayoría especies protegidas) “sin parangón en ningún otro espacio natural en La Rioja”.
Detalla que el espacio en sí se compone de dos ambientes fundamentales. Por un lado, la laguna del Recuenco, que es un pantano de origen seminatural que actualmente da cobijo a la mayor colonia de garzas del norte de España en un humedal y, por otro, la zona húmeda de la Degollada.
Situada a poco más de cuatro kilómetros de la ciudad, en las estribaciones del Monte de Los Agudos, este área natural está constituida por cinco lagunas en serie construidas para compensar la pérdida de hábitat acuático que supuso la remodelación del pantano de El Perdiguero. En poco tiempo, este espacio se ha convertido en un lugar de cría de numerosas especies de aves ligadas a las zonas húmedas, siendo un importante lugar de descanso para las aves acuáticas durante la época migratoria.
En los distintos ambientes del humedal podemos observar garzas, azulones, fochas, somormujos, cigüeñuelas o aguiluchos laguneros.
Dentro de este espacio se localiza también “un ecosistema único en La Rioja”, conocido como ‘El Plano’. Se trata de una planicie esteparia de cerca de 150 hectáreas de superficie, surcada por barrancos y cárcavas, fruto de la erosión; delimitada al norte y sur por pequeñas elevaciones arcillosas reforestadas con pinares que terminan desembocando en la Laguna del Recuenco.
La zona de pinar de La Degollada es una repoblación de pino carrasco que se realizó a mediados del siglo XX y hoy en día supone la mayor mancha forestal del Valle del Ebro en La Rioja, lo que permite la presencia de corzos, jabalís, ardillas, búhos chicos o cucos.
Los pinares de pino carrasco ocupan toda la planicie en las laderas circundantes y la flora de acompañamiento cobija gran variedad de reptiles, anfibios, aves y mamíferos.
Concluye así que, en su conjunto, se trata de un espacio de elevado interés geológico, paisajístico y arqueológico, en cuyo interior se encuentran los restos de una presa romana del siglo I.