LEY TABACO EN LA RIOJA Y ARNEDO La normalidad caracterizó este lunes 2 de enero la primera jornada laboral de aplicación de la "ley antitabaco" en distintos centros de trabajo de La Rioja, así como en establecimientos hosteleros.Según los datos facilitados en algunos de estos centros, la norma se cumplió en todos los lugares de trabajo y organismos oficiales consultados, entre ellos el Gobierno de La Rioja y Ayuntamiento de Logroño, donde los trabajadores que fuman aprovecharon para hacerlo a la hora del almuerzo.UGT ha precisado que apenas ha recibido solicitudes de información al respecto, lo que hace pensar, según su Gabinete de Comunicación, que la norma "se ha asumido con bastante normalidad entre los trabajadores riojanos".Este sindicato precisa que aún es pronto para conocer sus efectos reales y considera que, aunque todos los centros de trabajo se verán afectados, en mayor o menor medida, por la norma, el sector hostelero, por su finalidad ligada al ocio, "puede ser uno de los más visiblemente afectados". UGT recalca además que no ha percibido dificultades ni conflictos entre los trabajadores del sector, "en parte porque, según ha tenido conocimiento, la gran mayoría de los establecimientos hosteleros de La Rioja con menos de cien metros cuadrados optarán por aceptar fumadores".UGT recuerda a los trabajadores de la hostelería que, con independencia de que trabajen en un establecimiento libre de humos o no, ellos no podrán fumar en ninguno de los casos, tal y como establece la Ley, que "sí genera en este punto cierta contradicción".Por su parte, el presidente de la Asociación de Restauración y Afines de la Federación de Empresarios de La Rioja (FER), Francisco Martínez Berges, ha afirmado que la Ley "no es clara ni para los hosteleros ni para el público, en general, como cliente, y existe un despiste general y total".Ha afirmado que los empresarios del sector se sienten "agraviados e indefensos con esta normativa, que, además, establece unas condiciones para los establecimientos de menos de cien metros cuadrados y los que superan esta superficie".También ha dicho que los hosteleros "no tienen por qué hacer de guardias de seguridad” y que van a pagar las consecuencias de una normativa que se ha implantado sin contar con ellos en absoluto".Según Martínez Berges, en La Rioja "hay muchas cafeterías que no saben que hacer y el 95 por ciento de las que tienen menos de cien metros cuadrados han colocado carteles de que admiten a fumadores". En Arnedo, se podrá fumar en la mayoría de los bares En el caso de Arnedo, Demetrio Domínguez, uno de los representantes de los hosteleros de esta ciudad, ha dicho que en la mayoría de los bares con menos de cien metros cuadrados, se va a permitir fumar a los clientes, “ya que la Ley modificó el punto referido a los menores de 18 años que podrán entrar en estos establecimientos acompañados por sus padres y bajo la responsabilidad de éstos o de otros mayores”.En estos bares, ha insistido en que “se trata de una decisión particular o de estrategia de negocio, en el caso de que la mayor parte de sus clientes sean fumadores”.Sin embargo, Domínguez considera que “el mayor problema para adaptarse a la normativa lo tienen los establecimientos que superen los cien metros cuadrados de superficie útil”.En estos casos, ha recordado que si éstos deciden aceptar fumadores, “tienen que habilitar en su establecimiento un espacio como si fuera una habitación herméticamente cerrada, con sistemas de extracción y de aire acondicionado independientes al resto”.En este sentido, Domínguez ha dicho que en Arnedo le consta “que hay establecimientos que podrán acometer estas modificaciones”, para lo que hay ocho meses de tiempo, pero otros “lo van a tener muy complicado”.No obstante, este representante de los hosteleros de Arnedo cree que con esta Ley del Tabaco “se van a cambiar los hábitos y quizá el año que viene lo veamos de otra manera”.Ha recalcado que “de igual modo que antes se fumaba en autobuses y aviones, y ahora a nadie se le ocurre hacerlo, espero que de aquí a unos años estemos concienciados de que, por ejemplo, no hay que fumar entre plato y plato en un restaurante”.Aún así, Domínguez opina que “el mayor problema surgirá en los centros de trabajo, incluso en una cafetería o en un restaurante en el que se permita fumar a los clientes pero, sin embargo, sus empleados no podrán hacerlo”.

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