En una entrevista que publica este martes 5 de febrero el Diario La Rioja, Morán señala que se les han hecho llegar “algunas observaciones de carácter técnico por parte de algunas personas que trabajan específicamente en áreas relacionadas con la Geología” y que “han tomado nota de las mismas”.
Según dice, la previsión “es instalar una red sísmica alrededor del embalse. El proyecto está ya redactado y listo para licitar y contratar” con un presupuesto de unos 600.000 euros.
Morán agrega que lo que se pretende con ello es “tener un control sistemático de las condiciones en las que se desarrollan los movimientos en la zona, de tal manera que tengamos garantías más que suficientes de que ejercemos un control efectivo sobre la seguridad de la presa”.
Según sus datos, “en cuestión de unos meses estará la red en condiciones de funcionar, al margen de que la propia presa tiene ya sus sistemas de control”.
Los últimos movimientos sísmicos de los que se tiene constancia en la zona se produjeron hace menos de dos años. El 1 de junio de 2017 se registró un seísmo de 3,2 grados en Munilla y el 10 de abril de 2018 otro de 3,1 grados en la zona de Enciso localizado, según el Instituto Geográfico Nacional, al noroeste de la localidad, en un punto de Latitud 42,17 grados norte y Longitud 2,22 grados oeste. En ambos casos la población percibió el movimiento sísmico pero en ninguno de los dos hubo daños materiales ni personales.
Expertos alertan del riesgo de sismicidad inducida
Expertos en riesgos geotécnicos como el profesor del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza, Antonio Casas, han alertado en los últimos años del riesgo de sismicidad inducida que presenta la presa de Enciso.
En declaraciones a Radio Arnedo en abril de 2017, Casas consideró una “imprudencia” su construcción, puesto que también tiene riesgo de colapso por deslizamientos y recordó que “estamos en una zona sísmica importante” en la que un terremoto de intensidad 8 destruyó, en 1817, los Baños de Arnedillo.
En su opinión, “tener una columna de agua de cien metros en una zona donde las fallas que provocan la sismicidad están muy cerca de la superficie es muy probable que produzca lo que se denomina sismicidad inducida, terremotos importantes como los producidos históricamente en la zona, en donde tenemos un registro importante, porque además del de 1817 están los de 1929 y 1961”.
Casas explicó también que “a lo largo del vaso hay deslizamientos con volumen total de 25 hectómetros cúbicos, lo que supone que, para una presa de 47 hectómetros cúbicos, los deslizamientos son capaces de rellenar el embalse hasta la mitad de su capacidad, creando un riesgo adicional de que las presas naturales que se vayan formado rompan y provoquen un colapso de la principal, con consecuencias muy graves para todas las poblaciones aguas abajo, principalmente Arnedillo”.
Por eso, recalcó que la presa de Enciso presenta unos riesgos que son “académicamente inadmisibles en relación con los posibles beneficios que teóricamente podría traer”.
Y explicó que el proyecto cumple con la normativa del 1974 del Instituto Geográfico Nacional pero no con la de 2012, porque no se ha traspuesto, pero que prevé una sismicidad mucho más alta para la zona.

