En una nota de prensa, el ayuntamiento recuerda que desde los últimos días del mes de agosto se han realizado diversas actuaciones preparatorias previas a la fase de intervención directa en el muro, como el desbroce de las parcelas afectadas y la retirada de distintos elementos singulares.
Estas obras han sido largamente esperadas e incluso su inicio inminente fue anunciado en 2013 para ejecutarse en 2014. Sin embargo, tras un proceso de trabajo conjunto con el Gobierno de La Rioja desarrollado durante este último año, destacad que las obras han podido ser comenzadas, por lo que agradecen el trabajo de coordinación para llegar a una rápida solución.
Precisamente, inciden en que estos trabajos serán cofinanciados por ambas administraciones, aunque ahora el Gobierno Regional aportará un importe mayor, pues pasa de los 240.000 a los 291.591 euros, por lo que el Ejecutivo riojano financiará un 66 por ciento de la obra, frente al 60 por ciento acordado previamente.
Por su parte, el ayuntamiento aportará 150.000 euros, es decir, un 34 por ciento; importe que engloba el coste de redacción del proyecto y dirección facultativa, así como el de ejecución de las obras de urbanización de la Plaza Ricardo Díaz Palacio, junto con su entronque con la calle del Horno.
Recalca que esta obra se encuentra dentro del empeño del equipo de Gobierno por realizar las inversiones pendientes y que han sido postergadas en el casco antiguo, de manera que se mejoren y restauren los espacios urbanos llevando a cabo una transformación urbanística que afecta tanto al muro como a la zona adyacente, con el propósito de conseguir un entorno agradable y acorde con el valor arqueológico de la zona.
A la intervención en el muro se une el reciente comienzo de la obra en la calle Eras y las futuras intervenciones en la calle Arrabal, la “Casa de los Curas”, “Las Cloacas”, la muralla romana en la calle Juan Ramos o la chimenea de la Plaza Obispo Fidel García, entre otras.
La obra preveía su inicio durante el mes de marzo, pero se vio retrasada por la necesidad de modificar el proyecto inicial por motivos de seguridad. Estos motivos se fundamentan en la necesidad de incluir al proyecto unos tirantes para asegurar el muro durante la ejecución de la obra, lo que supuso un paréntesis que además se vio ampliado por el estado de alarma.
Dicho muro de contención se encuentra catalogado como yacimiento arqueológico con grado de protección I (protección integral), lo cual exige determinadas obligaciones de conservación de elevada entidad, que afectan por un lado a la estructura y, por otro, al aspecto exterior de la zona.
Los elementos singulares afectados por esta actuación, tales como la fuente ubicada en el muro o la estatua situada en la plaza Ricardo Díaz Palacio, han sido retirados y se encuentran conservados en dependencias municipales.