La concejala de Medio Ambiente, Violeta González, y el responsable de Parques y Jardines del ayuntamiento arnedano, Carmelo Pérez-Aradros, han presentado hoy esta ordenanza que introduce la exigencia de que, en los futuros proyectos de urbanización, se incluya una memoria que, entre otras cosas, recoja la justificación técnica del tipo de arbolado elegido, sus características y necesidades particulares.
González ha explicado que el ayuntamiento de Arnedo ha apostado desde hace años por la instalación de arbolado en el casco urbano como parte del patrimonio de la ciudad, que actualmente cuenta con más de 700 ejemplares en zona urbana, que superan los 1.500 si sumamos todos los situados en el parque del Cidacos y en la Vía Verde.
Sin embargo, ha señalado que su preservación debe ir ligada a la minimización de los riesgos y molestias, y todo ello debe hacerse de manera ordenada. Con este fin, se ha dado forma a esta ordenanza que pretende fijar por escrito un criterio que perdure en el tiempo, además de ser un instrumento para la instalación de nuevos árboles en el municipio.
Por su parte, el responsable del área de Parques y Jardines, Carmelo Pérez-Aradros, ha incidido en que esto no supone un cambio en la gestión que se está haciendo actualmente, sino que lo que se busca es unificar criterios y tratar de evitar que las cosas se hagan mal.
No obstante, ha aclarado que la mayoría de los árboles plantados en el casco urbano de Arnedo ya cumplen con esta normativa que se desarrolla en un total de 45 artículos.
Su preámbulo da a conocer los muchos valores que el árbol tiene dentro del entramado urbano, así como los riesgos derivados del mismo. Esta ordenanza será de aplicación en todos los espacios verdes públicos o privados pero de mantenimiento público, así como aquellos privados que afecten al viario público.
La normativa recoge también la petición de un proyecto para el arbolado municipal en aquellas nuevas urbanizaciones que se construyan en la localidad, en el que se valorará que las especies que se pretenden plantar cumplan en cuanto a la altura, porte, diámetro de su copa y el radio de sus raíces, con los mínimos recogidos en el texto respecto de la distancia a edificios, el ancho de las aceras o el espacio de tránsito peatonal restante. Así mismo no podrán utilizarse especies afectadas por plagas, con elevadas necesidades hídricas, fructificaciones molestas o espinas en zonas accesibles, entre otros requisitos.
Todo ello persigue que el nuevo arbolado del municipio crezca de una manera acompasada a la urbanización de la ciudad, evitando futuros problemas. Así mismo, establece una serie de casuísticas en las que podrán realizarse distintas labores en los árboles, incluyendo su tala, cuando la presencia del mismo suponga un perjuicio grande para el vecino, ya sea por riesgo o incompatibilidad con el uso de los espacios aledaños.